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La compra

La compra

Cuando escuchamos las recomendaciones de la correcta alimentación por parte de los especialistas y vemos las guías alimentarias como el plato del bien comer, muchas veces aunque quisiéramos aprovecharlas nos falta un pequeño empujoncito. Y es que no es fácil aterrizar tantos conceptos en la lista del mandado y en la preparación de recetas…uno quisiera […]

Cuando escuchamos las recomendaciones de la correcta alimentación por parte de los especialistas y vemos las guías alimentarias como el plato del bien comer, muchas veces aunque quisiéramos aprovecharlas nos falta un pequeño empujoncito.

Y es que no es fácil aterrizar tantos conceptos en la lista del mandado y en la preparación de recetas…uno quisiera pero no sabe cómo….todo empieza desde la compra.

Cuando vayas al mercado o al súper empieza por comprar la despensa: no compres alimentos muy preparados….normalmente no sólo son más caros sino además contienen muchos aditivos químicos que aumentan su concentración de sal. Trata de preparar lo más posible en casa y eso incluye el consomé (el de polvo tiene mucha grasa y muchísima sal), los arroces y pastas, los frijoles (los de lata normalmente tienen mucha grasas). Lo que si puede serte de utilidad son las verduras y los purés de verdura ya sea en tetra pack o congelados. A esos no se les agregan conservadores ni aditivos. A los de lata sí, por lo que son menos recomendables….

Llegando al área de carnes y carnes frías acuérdate de elegir las más bajas en grasa. Busca cortes más magros que no tengan “gordito” y pide, en la salchichonería, opciones de pavo o de puerco pero bajas en grasa y en sal. Evita el chorizo, el chicharrón, el tocino o la manteca…. Cuando compres los lácteos busca leches y yogurts descremados, quesos frescos y blancos…. Poca crema y mantequilla.

No olvides pasar por los pescados y elige al menos uno por semana. A veces uno blanco que es rico en proteínas y bajo en grasa, rico en flúor y yodo, minerales escasos en la dieta; y muy importante, compra muchas veces pescados de agua fría, como el salmón, la trucha de río o mar, la sardina o el atún: son ricos en proteínas y contienen los ácidos grasos de la familia de los omegas, sobre todo omega 3 y DHA que son esenciales para la salud cardiovascular y para el desarrollo cognitivo de la familia.

Dedica la mayor parte del tiempo de tu compra a la zona de frutas y verduras. Fíjate que está de temporada para que no dejes de comprarlo. Y llena muchas bolsitas. Es mejor comprar poco en cantidad y mucha variedad para sorprender a la familia. Piensa en los vegetales tradicionales que se usan para salsa y guisados, pero incluye también otros novedosos que puedas consumir en ensaladas y como parte de los refrigerios. Piensa en las frutas como elementos fundamentales del desayuno, el refrigerio y la cena familiar. Busca opciones ricas, diferentes, que sorprendan y se antojen.

Cuando mires tu carrito éste debería de tener más verduras y frutas que cualquier otra cosa….la despensa debería de contener granos, panes integrales y cereales de desayuno o galletas  bajos en grasa, azúcar o sal, pocos productos empacados y semipreparados; alguna leguminosa, como frijol haba o lenteja…carnes magras y lácteos descremados; pocas botanas, frituras o pastelillos. De beber solamente leche descremada, agua potable y alguna bebida sin mucha azúcar.

Recuerda que la compra es el primer paso. No se consume lo que no se tiene en casa y se escoge de lo que ya se compró. Haz tu lista con cuidado. Permea tus elecciones por la lupa de la salud y empieza a comprar de manera diferente. Es el primer paso para cambiar de hábitos y mejorar el bienestar de la familia.


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