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Entendiendo los aditivos alimentarios

Entendiendo los aditivos alimentarios

Mucho se dice en Internet, en cenas o comidas y en las pláticas de pasillo sobre los supuestos riesgos en el consumo de aditivos alimentarios. Muchos tienen mala fama, pero quizá los campeones en esta categoría son el glutamato mono sódico y el aspartame. De ambos se asegura dan cáncer, abren el apetito y son […]

Mucho se dice en Internet, en cenas o comidas y en las pláticas de pasillo sobre los supuestos riesgos en el consumo de aditivos alimentarios. Muchos tienen mala fama, pero quizá los campeones en esta categoría son el glutamato mono sódico y el aspartame. De ambos se asegura dan cáncer, abren el apetito y son causantes o corresponsables de multitud de enfermedades desde el Alzheimer hasta las de conducta o las autoinmunes.

La realidad es que los aditivos que consumimos son seguros en las dosis que se agregan a los alimentos y existe un cuerpo de evidencia científica que así lo sustenta.

Cuando un aditivo es permitido en un país es porque las autoridades sanitarias, en el caso de México la COFEPRIS de la Secretaría de Salud, han revisado el cuerpo de evidencia científica detrás de ese aditivo y están seguros que en la aplicación y dosis propuesta es inocuo y seguro, aun para los consumidores más asiduos.Para cada una de estas sustancias se realizan estudios clínicos con especies animales en los que se evalúa la dosis máxima de consumo para la especie sin riesgo ni daño; luego esa dosis se divide por un factor de 10 para escalar a humanos y se divide otra vez por un factor de 10 o a veces hasta 100 para proteger a los más vulnerables, niños pequeños, mujeres embarazadas o enfermos.

Para la mayoría de los aditivos, incluidos los arriba mencionados, existen además estudios epidemiológicos de uso en personas, todos ellos con grado de evidencia científica alta; además, existen organismos reguladores a nivel internacional como el Codex Alimentarius o el Comité Mixto de la FAO y la OMS, que validan la evidencia científica y emiten recomendaciones de uso, además de métodos de análisis y concentraciones últimas, las ocncentraciones má admeivles internacionel como el Codex Añeimtnarius o el ocmitara escalar a humnos y se divide omáximas recomendadas. Estas últimas, las concentraciones máximas que deberíamos de consumir en un día (y que pueden consumirse todos los días de la vida) se llaman ingestiones diarias admisibles (IDA) y son siempre mucho más altas a la ingestión habitual incluso de los consumidores más asiduos. Cuando ha existido una duda sobre la seguridad o inocuidad de algún aditivo, como sucedió en los setentas con algunos colorantes y con la sacarina, éstos se retiran del mercado hasta que son reevaluados, ninguno de los aditivos que se usan actualmente en los alimentos y bebidas que consumimos, incluidos colorantes, saborizantes, conservadores edulcorantes o potenciadores de sabor, está siendo reevaluados o bajo sospecha, y todos son supervisados en su aplicación por la autoridades sanitarias oficiales y por los grupos de toxicólogos y otros expertos que constituyen el capitulo local del Codex Alimentarius. Así, podemos consumir alimentos formulados con aditivos, como la mayoría de los industrializados, sin riesgo y con la certeza de que son inocuos en las dosis ofrecidas.

De hecho, los aditivos que se usan en nuestro país, llevan más de 50 años en el mercado y se usan en muchos países del mundo, muchas veces más de 100, lo que es también evidencia de su inocuidad.

Estar bien informados y buscar evidencia científica antes de formular nuestras opiniones es importante. Así, podemos tomar decisiones informadas y no caer en convenciones o modas exageradas o alarmistas, cada uno de nosotros deberá decidir si quiere o no consumir alimentos formulados con ciertos aditivos y aprender a revisar etiquetas y listados de ingredientes.

Finalmente, una nota precautoria. A pesar de que los aditivos son inocuos y seguros, lo que sí es verdad es que muchas veces se formulan en sales de sodio, por lo que el aporte de sodio de muchos alimentos industrializados, incluso los que no saben salados y son dulces, puede ser alto. Recordemos que el sodio, consumido en exceso, se asocia con la hipertensión por lo que debemos cuidar su ingestión de nuevo, revisar etiquetas y comprenderlas, es un imperativo ineludible.


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