¿Solteras o recién casadas en la cocina?
Cuando hemos tomado la decisión de contraer nupcias o independizarnos, solemos imaginarnos que la vida será muy complicada sobre todo si nuestra incursión en los deberes domésticos no son nuestro fuerte. Ahí es precisamente que comienza nuestro verdadero calvario porque no sabemos a ciencia cierta de cómo empezar a administrarnos en el hogar, pero principalmente en la cocina.
Seguramente estarás de acuerdo conmigo acerca de que mamá cocinaba riquísimo y siempre nos hablo que heredaríamos su recetario. Llegó la hora de partir de casa y el legendario libro de cocina jamás llegó a nuestras manos… esto principalmente cuando eres soltera.
La otra cara de la moneda se trata de cuando eres una mujer casada. Cuando se está en la etapa del noviazgo es tan frecuente ir a desayunar, comer, merendar y cenar en pareja bajo la luz de las velas y acompañados de unos bellos violines o en compañía de una hermosa melodía.
Bienvenida realidad, nada es para siempre
Hoy te levantaste temprano y por más que miras la cocina, nada te inspira. No te preocupes, te vamos a dar una pequeña idea de cómo involucrarte en la cocina sin que esta represente una faena muy pesada.
El primer paso ya lo diste, salir de casa de mamá, pero esto no significa que estés divorciada de ella. Lo primero que debes de hacer es pedir una lista de las recetas más fáciles o que no te compliquen la existencia.
Busca una asesoría con tu mamá, suegra, amistades más cercanas y solicítales recetas prácticas, económicas, pero principalmente sencillas de preparar. Es decir, yo sé que probablemente eres amante de los capeados, rebosados, pastas… pero qué tal si en lo que te familiarizas con el arte culinario, te conformas con algunas sopas, cremas, ensaladas, jugos.
Planea el menú del mes, pero opta por la selección de platillos sencillos, esto no solo te ayudará ahorrar (me refiero porque sólo comprarás lo necesario), sino también te permitirá ir al súper una vez al mes o cada 15 días.
Lo básico en la cocina
El siguiente paso es el de comprar algunos productos básicos que te ayudarán a preparar otros alimentos y pueden ser la pastas, aceite, sopas, azúcar, sal, atún, harina… sin olvidar el huevo, leche, queso, yogures, galletas saladas y dulces, sobre endulzantes de agua.
Auxíliate de productos precocinados o precocidos (pollo, carne roja), fondos para preparar caldos o sopas, que puedas alternar con otros productos. Un ejemplo de ello son las carnes que puedes acompañar como guarnición de verduras, frijoles, arroz, salsas (estos últimos los puedes guardar en recipientes térmicos y en el refrigerador). No solamente serán platillos muy ricos, también te sacarán de apuros.
De estos alimentos almacenados o precocidos puedes preparar tostadas de pollo deshebrado, tacos, quesadillas, empanadas, bocadillos… y los puedes acompañar con sopas o un delicioso o caliente caldo.
Dedica un día de la semana a preparar lo más que puedas almacenar en el refri, así durante la semana únicamente calentarás o combinarás. También puedes dejar en recipientes algunos productos asados, picados, machacados, etc.
Como podrás darte cuenta que ni la soltería ni el matrimonio están peleados con la cocina.
Consulta el artículo de la siguiente semana donde exponemos cuáles son los artículos básicos que necesitas para comenzar a implementar tu cocina.
Nota de
Cocina con Alegría
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