En esta ocasión hablaremos de un segundo paso que puedes aplicar para aprender a no comer si no tienes hambre.
Estar alerta antes de comer y hacer una pequeña pausa. Antes de correr a la tiendita o abrir el refrigerador, detente unos segundos, reflexiona y cambia la pregunta que siempre te haces ¿Qué se me antoja comer? y ahora utiliza ¿Para qué quiero comer? haz una pausa y continúa ¿De qué tengo hambre? Y por último ¿Es comida lo que necesito?
Si es hambre de estómago, podrás elegir alimentos que te nutran, que los disfrutes y encontrarás bienestar. Si descubres que en realidad no quieres comer, entonces sigue reflexionando: Podría hacer “X” para sentirme mejor en lugar de comer sin hambre.
Aprender a diferenciar el hambre estomacal del hambre emocional es un gran paso para los que somos comedores emocionales. No quieras correr, recuerda que estar alerta es también aprender a estar en ti y no querer enfrentar los problemas de la vida cotidiana con comida; por lo tanto, requiere práctica y paciencia para no comer demás.
Ser curioso contigo y lo que sientes es parte de observar tu manera de comer, pero si logras hacerlo la mayor parte del tiempo, también podrás descubrir qué estas necesitando para encontrar bienestar, tranquilidad y nutrición en el área emocional.
“Practica hacerte preguntas parecidas cuando te sientas incómoda con lo que estás haciendo.”
Nota de
