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La importancia de los carbohidratos en la dieta

La importancia de los carbohidratos en la dieta

Muchas personas creen, falsamente, que los alimentos ricos en harinas, como las pastas, panes o tortillas no son importantes para la dieta y que si uno los consume con regularidad solamente ayudan a subir de peso o a acumular grasa corporal. La verdad es que los alimentos ricos en harinas, como los derivados de los […]

Muchas personas creen, falsamente, que los alimentos ricos en harinas, como las pastas, panes o tortillas no son importantes para la dieta y que si uno los consume con regularidad solamente ayudan a subir de peso o a acumular grasa corporal. La verdad es que los alimentos ricos en harinas, como los derivados de los cereales mencionados arriba, el arroz, la avena o el maíz, además de las leguminosas (semillas secas que crecen en vainas como el frijol, haba o lenteja) son importantes para el cuerpo, como lo son también las verduras, las frutas y otras fuentes de carbohidratos.
Los carbohidratos que estos alimentos nos brindan y que incluyen azúcares, almidones; además de la fibra, que es un grupo de sustancias con funciones distintas a las que aquí discutimos, sirven como combustible esencial para el trabajo de nuestras células. Cada una de las células de nuestro sistema requiere de una fuente de energía para su trabajo metabólico y la fuente primordial y favorita del sistema son los carbohidratos. Y es que de los carbohidratos las células obtienen energía de fácil liberación, fácil de utilizar y libre de residuos…. especialmente el cerebro y el resto del sistema nervioso, además de los músculos prefieren a los carbohidratos, de los alimentos harinosos y ricos en azúcares como fuente de energía.
De hecho, son tan importantes los carbohidratos como fuente de energía para nuestro sistema que en la mayoría de las guías alimentarias internacionales, y en el propio “plato del bien comer”, guía alimentaria oficial nacional, se sugiere que dos terceras partes de cada uno de los platos que conforman nuestra dieta esté ocupado por alimentos ricos en carbohidratos: una sección con frutas o verduras y otra más con productos elaborados a partir de los cereales y tubérculos, o sea de las semillas gramíneas. Por supuesto, la recomendación es siempre preferirlos integrales o ricos en fibra, y en preparaciones bajas en grasa, azúcar o sal; elegir más verduras que frutas y en preparaciones donde no se elimine la fibra.
Dejar de comer alimentos de algún grupo o satanizar a un grupo de alimentos no son estrategias que realmente conduzcan al bienestar. Lo que si nos ayuda a tener una alimentación más correcta es tener una dieta variada, rica en verduras y frutas que incluya todos los grupos de alimentos, ricos en carbohidratos como los que se obtienen de los cereales y de los tubérculos, o como leguminosas en cantidades suficientes para garantizar una reserva de energía para el trabajo de nuestras células, y para la actividad física que realizamos, pero no tan excesivas como para que estas reservas se conviertan en grasa y puedan contribuir a la ganancia de peso.

En la cantidad y en el control de las porciones está el secreto; dependen de la persona y de su actividad física.


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