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La ira

La ira, una emoción que puede estarte provocando sobrepeso

Quizá el sobrepeso que tengas se deba a las emociones que no has sabido manejar. Descubre aquí si alguna emoción está afectándote.

Quizá has notado que cuando estás triste no te da hambre, o bien, te da mucha hambre. Así como la tristeza y la depresión causan desórdenes alimenticios, además de cambiar tu fisonomía, también la ira es una emoción que afecta cada célula de nuestro organismo.

¿Qué emociones pueden provocarnos sobrepeso?

Cuando una persona tiene inseguridad o se siente amenazada por algo empieza a generar ansiedad y una necesidad enfermiza de protección. La persona cree que debe de estar, en todo momento, a la defensiva, que tiene que esconderse o protegerse de todo o todos. Es muy interesante observar cómo el cuerpo capta este mensaje y comienza a adaptarse a dichos mensajes. En el caso de la inseguridad, la persona va creando capas de grasa alrededor del cuerpo.

En algunas personas, la inseguridad y la ansiedad pueden derivar en un cuerpo rígido, en muchas ocasiones no hay sobrepeso, pero sí rigidez. Cuando existe inseguridad, ansiedad más enojo o ira, el cuerpo además de tornarse rígido comienza una hipersensibilidad, es decir, una sobre reacción ante las cosas que suceden.

La ira y el sobrepeso

La ira acumulada es otra emoción que te puede provocar sobrepeso. La ira acumulada es el resultado de la inseguridad y del miedo. La inseguridad no se expresa porque existe miedo a alguna reacción que no se desea. O bien, se expresa pero la persona siente que no es comprendida, lo cual ocasiona resentimiento o resistencia a perdonar. Cuando el enojo no es expresado o comprendido, la persona se torna reactiva y siempre se encuentra en constante defensiva. Busca protegerse y su cuerpo convierte esta sensación de defensa en una armadura de grasa.

Para llegar a comprender el mundo emocional, es necesario que primero tomemos en cuenta que lo que sentimos no está ni mal ni bien. Que todo lo que sentimos es una forma de adaptarnos y reaccionar a lo que nos sucede, bajo nuestros mejores recursos y conocimientos.

Si consideramos que lo que sentimos está mal, entonces será difícil que podamos hacer algo, pues estaremos rechazando una parte importante de nosotros, que son nuestras emociones.

Una de las causas principales de la ira es estar esperando que algo o alguien se comporte como nosotros queremos o esperamos. En el fondo, la ira es una especie de egoísmo, creemos que la otra persona debe hacer, decir o pensar de determinada forma. Nos enojamos y frustramos por no obtener las respuestas o reacciones que queremos del otro.
Si vivimos pensando que los demás deben hacer las cosas como nosotros queremos iremos acumulando frustración e inseguridad, y todo esto, a la larga, se convertirá en ira, y la ira se puede convertir en sobrepeso.


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