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El atracón y yo

El atracón y yo

El atracón y yo

Para quienes somos comedores emocionales, uno de los episodios con más sentimientos encontrados es el “atracón” ese momento en el que nos damos permiso y nuestra mente se nubla dejándonos sin conciencia.

Este estado es el reflejo de la privación “alimenticia” es decir de algún alimento o serie de alimentos que nos prohibimos comer o bien de la privación “emocional” en la que no nos permitimos: Tener o hacer algo que nos gusta, expresar lo que pensamos o aceptar lo que sentimos.

El deseo de escapar es algo que aprendimos a hacer cuando éramos pequeños o cuando no teníamos opciones de expresar nuestras necesidades o bien, cuando sentimos mucho miedo al sentirnos descuidados, abandonados o no amados. El dolor era mucho y la comida nos ayudó a que ese dolor disminuyera, aunque sólo fuera aparentemente.

El atracón puede empezar producto de una privación, por ejemplo: sentimos antojo de un chocolate pero como esta prohibido no lo comemos. El antojo sigue ahí y toma fuerza hasta que culmina con un “atracón” de chocolate más pasteles, más lo salado porque ya estamos empalagados y mientras comemos nos decimos toda clase de insultos y como eso también duele y estamos acostumbrados a escapar de los sentimientos incomodos seguimos comiendo volviéndose un círculo del que parece no podemos salir.

Hoy te invito a que veas a los atracones como llamadas de atención, como una forma diferente de darte permiso para entender que el cuerpo y el alma tratan de decirnos que algo está pasando con nosotros, que alguna situación no tiene sentido en nuestra vida, que falta congruencia, que no nos estamos tratando con amor y que no estamos escuchando nuestras necesidades reales.

¿Qué hacer ante un atracón?

• Para por unos segundos y pregúntate si eso que te estás comiendo realmente te gusta.
• Si tu respuesta es que si, entonces comienza a disfrutarlo y deja de utilizarlo como tortura.
• Si tu respuesta es que no, entonces deja de comerlo, busca algo que si te guste y cómelo con gusto.
• Dite a ti mismo que estás aprendiendo y que en este momento fué lo único que pudiste hacer.
• No te juzgues o te critiques.
• Prométete en ese momento que la próxima vez que tengas hambre vas a volver a comer.y no lo harás para escapar de la situación.
• Pon frente a ti todo lo que te quieres comer, siéntate a la mesa y comienza a comerlo.

Recuerda que estás aprendiendo a confiar en ti mismo, en tu hambre emocional y en tu hambre estomacal. Hoy te estás demostrando poco a poco que se vale sentir y que es seguro estar en tu cuerpo.

Psict. Marisol Santillán.

www.marisolsantillan.com.mx

Facebook. Terapeuta Marisol Santillan


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