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Los clásicos y los nuevos trastornos de la conducta alimentaria

Los clásicos y los nuevos trastornos de la conducta alimentaria

Los trastornos de la conducta alimentaria son una serie de alteraciones de la conducta y de la estabilidad emocional que se manifiestan en la relación que el individuo tiene con los alimentos y su ingestión, con el peso corporal y con la actividad física. Cada vez se han encontrado nuevas situaciones que se han clasificado […]

Los trastornos de la conducta alimentaria son una serie de alteraciones de la conducta y de la estabilidad emocional que se manifiestan en la relación que el individuo tiene con los alimentos y su ingestión, con el peso corporal y con la actividad física.

Cada vez se han encontrado nuevas situaciones que se han clasificado como trastornos y que vale la pena conocer para poderlos identificar y pedir la ayuda de un grupo de expertos.

A continuación una breve descripción de los trastornos más clásicos y los que se han clasificado recientemente:

  • Anorexia nerviosa: El individuo deja de comer porque se percibe muy pasado de peso, aunque esté literalmente en los huesos. Puede dejar de comer por completo, optar por ingerir solamente productos light o tener políticas compensatorias como saltarse comidas o vivir días completos de ayuno. La persona pierde peso rápidamente y muestra síntomas de deterioro como pérdida de cabello, resequedad en la piel y problemas de concentración.
  • Bulimia: El sujeto, de un peso corporal bastante promedio o incluso ligeramente pasado de peso, tiende a tener momentos en los que ingiere una gran cantidad de alimentos y de energía. A veces, en una sola comida, una persona que padece este trastorno puede ingerir hasta 2000 o 3000 Kcal. Inmediatamente después de su atracón es atacado por sentimientos de culpa y frustración que lo llevan a tratar de deshacerse de lo ingerido, ya sea vomitando, purgándose o realizando mucho ejercicio. Estas personas con el paso del tiempo presentan graves problemas digestivos y de reflujo, pueden incluso tener las vías respiratorias completamente quemadas, aunque es una situación menos medicamente grave que la anorexia, la infelicidad que sufre la persona que la padece es muy grande y los sentimientos de culpa y arrepentimiento los torturan.
  • Comedores compulsivos: Estas personas normalmente presentan sobrepeso u obesidad, pues comen de manera compulsiva cuando su situación emocional o de vida sale de su control; se sienten perdidas, solas y su único satisfactor es comer. Para estas personas los programas de 12 pasos tipo “alcohólicos anónimos” funcionan muy bien, pues les ayudan a identificar sus situaciones desencadenantes y a controlarlas o modificarlas.
  • Vigorexia: Este trastorno, de reciente clasificación, se caracteriza por una obsesión por hacer ejercicio. No sólo pasa la persona muchas horas al día ejercitándose, sino que esta actividad le obsesiona y controla la mente. Una persona vigoréxica, aunque parece muy sana, sufre de una alteración mental muy grave. Una manifestación de la misma es que cuando no puede ejercitarse pierde el control, se pone de muy mal humor y muy poco tolerante.
  • Ortorexia: Otra condición que se confunde fácilmente con un buen hábito. Se trata de personas que se obsesionan por la comida “sana”. No se permiten un bocado de un alimento que no consideren saludable, eligen siempre versiones light o bajas en calorías y sufren, verdaderamente sufren, cuando se encuentran frente  a alimentos  que consideran inapropiados. Tal es la obsesión, que estas personas prefieren no comer a ingerir un alimento que crean las puede hacer ganar peso o puede no ser saludable.
  • Comer nocturno: Es aquella persona que durante el día tiene una alimentación muy cuidada y hábitos saludables. Pero, por la noche, cuando se encuentra sola y pierde el control de sus emociones, come con desesperación y locura, hasta quedar lleno a reventar, sentirse culpable y frustrado. Muchas veces come hasta llevarse a sí mismo a las lágrimas.

Todas estas son situaciones muy riesgosas, que no pueden ser controladas solo con buena voluntad y buen ánimo. Debe consultarse un grupo de expertos cuando se identifican y lo mejor es incluir a un nutriólogo y un psicólogo expertos en el área en el manejo del paciente o más pronto posible y antes de que los daños a la salud y a la estabilidad emocional sean graves.


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