No es una fiesta si no hay pastel
Tal vez a ustedes les pase como a mí, tengo muchos recuerdos de mis fiestas infantiles y más allá de los regalos, tengo presente los pasteles que coronaron cada una de esas celebraciones. Hermosas piezas de arte hechas por mi mamá y mi abuelita. Cada rebanada daba una nueva sorpresa de sabores y texturas. Existen diversas formas de prepararlos, pero los ingredientes se reducen por lo general a los mismos: mantequilla, azúcar, saborizante, harina, huevos, leche y algún agente levante como bicarbonato, claras batidas o polvo para hornear.
En la mayoría de las recetas primero se crema la mantequilla con el azúcar, se agrega el saborizante, los huevos y poco a poco se añaden los polvos previamente cernidos, para evitar la formación de grumos. Cuando se preparan pasteles que llevan las claras batidas como agente levante, es importante agregarlas al final y de forma envolvente, para evitar perder el aire que se ha integrado a las claras y así poder lograr un pan poroso y esponjoso.
Además de la preparación de la masa que se va a hornear es necesario darle un «tratamiento» especial al molde donde se horneará el pastel, aunque ya muchos de los modelos que existen en el mercado tienen un recubrimiento de teflón. Es común cubrir el interior del molde con mantequilla y después espolvorearle harina, durante muchos años yo seguí este método pero noté que al desmoldar los pasteles, especialmente los pasteles oscuros, éstos se «manchaban» con la harina del molde, por lo que descubrí que se puede sustituir la harina por pan molido finamente, de este modo durante el horneado el pan se incorpora a la masa y no mancha el pastel.
Durante el horneado es muy importante no abrir la puerta del horno ya que ese cambio de temperatura puede provocar que la masa se baje y se haga un vado al centro del pastel. Una vez transcurrido el tiempo de horneado sugerido en la receta habrá que verificar que el pan se haya terminado de cocer, para ello hay que abrir el horno ligeramente e insertar un palillo directamente en el pastel, si al retirarlo no hay masa pegada en la superficie del palillo, significa que el pastel está listo, de otro modo habrá que continuar el horneado un poco más.
Muchos pasteles pueden ser bañados con mieles una vez que se han horneado y están fríos. También se les puede bañar con algún ganache o caramelo, o bien, se les puede cubrir con un rico betún de queso crema o chocolate.
Al igual que en el caso de las galletas y pastelillos, la decoración en este tipo de preparaciones deberá hacerse sobre la pieza horneada y fría, ya fuera del molde. Cuando cubras un pastel con ganache, es recomendable descansar la pieza sobre una rejilla con una charola debajo, de esta forma además de poder llegar a cubrirlo en su totalidad, puedes recoger gancho de la charola y emplearlo nuevamente. Así como los remedios caseros, en todas las familias existe la receta de algún postre que ha ido pasando de generación en generación, sería interesante que conocieras y prepararas alguna de ellas y así continuar con la tradición.
Nota de
Cocina con Alegría
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