Actividad física: la clave para el control de peso
A veces se vuelve complicado mantener un peso saludable o, en la misma línea, obtener un peso saludable. Cuando se tiene sobrepeso comer menos es difícil y retante en todos sentidos. Cambiar la calidad de lo que comemos no siempre es fácil y vivimos en constante tentación de ingerir o seleccionar alimentos densos en grasa, azúcares o sal, por eso, yo considero que uno de los elementos principales es la actividad física, clave para el control de peso.
Ser físicamente activo significa elegir el camino difícil en nuestras rutinas cotidianas: caminar al trabajo o a la tienda, bajarse antes del transporte público y terminar el trayecto caminando, usar las escaleras en vez del elevador o las escaleras eléctricas, estacionarse lejos en vez de cerca y cargar los propios bultos cuando se va al mercado o a la compra. Además ser físicamente activos implica hacer ejercicio de manera regular y como parte de las rutinas cotidianas. Alguna vez platicamos sobre la importancia de buscar una rutina de ejercicio que nos guste y nos relaje.Realizarla cinco veces por semana para sumar 150 minutos. Elejercio que elijas no tiene que ser extenuante, pero sí constante y que acelere la frecuencia cardiaca.Los beneficios del ejercicio son muchos. A continuación algunos importantes para reflexionar:
Por gasto energético
El ejercicio es una excelente manera de quemar calorías. Cada rutina de cerca de 30 minutos ayuda a utilizar entre 200 y 400 calorías, dependiendo de la intensidad. Así, el ejercicio se convierte en una forma para poder comer un poco más sin aumentar de peso.
Por control del estrés y la ansiedad
Durante el ejercicio liberamos estrés y ansiedad, nuestra respiración se pausa y regula y el cuerpo fabrica unas sustancias ligeramente estimulantes llamadas endorfinas que nos permiten sentirnos más contentos, ver la vida con más optimismo y estar relajados. Así, el ejercicio libera estrés y ansiedad y nos ayuda a prevenirlo también.
Por liberación de endorfinas
Durante el ejercicio nuestro cuerpo produce unas sustancias, ligeramente estimulantes, parecidas a los medicamentos antidepresivos, que ayudan a atenuar los cambios de humor, a cambiar la forma en la que vemos la vida y los problemas, aumentando la sensación de optimismo y bienestar, que incluso nos ayudan a regular el apetito y las ganas de comer. Estas sustancias se llaman endorfinas. Así, con niveles altos de endorfinas, comemos con más moderación y nos sentimos mejor, más tranquilos y contentos, lo que también nos lleva a comer menos.
Nota de
Cocina con Alegría
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