Los pescados de agua fría como alimentos importantísimos para la salud
Los pescados que viven en los mares más fríos y que se alimentan, de manera directa o indirecta, de algas que viven en esos mares son alimentos muy especiales y valiosos.
Son una magnífica fuente de proteínas y vitaminas del complejo B, E y A, poderosos antioxidantes naturales que ayudan a prevenir los daños causados por los agentes radicales libres; minerales como potasio, fósforo, yodo o flúor, además son una excelente fuente de ácidos grasos esenciales para la salud.
Omega 3
Destacan entre los ácidos grasos que aportan los pescados de agua fría, coloquialmente conocidos como pescados azules, los de la familia de los Omega 3.
Estos ácidos grasos de cadena larga e insaturados son esenciales para la salud de niños y adultos, por lo que deben consumirse todos los días para evitar una deficiencia.
Si no consumimos muchos pescados ni semillas oleaginosas y aceites vegetales, sus otras fuentes primarias, no contaremos con las cantidades necesarias de Omega 3.
Ácido alfa-linolénico
Dentro de la familia de los Omega 3 se encuentra el ácido alfa-linolénico que es un cardioprotector importante.
Ayuda a prevenir la acumulación de lípidos en la sangre y en las paredes de las arterias, contribuyendo a una mejor química sanguínea de las grasas.
Se encuentra no sólo en los pescados de mares fríos sino en otras fuentes de Omega 3 como semillas oleaginosas, cacahuates, nueces o pepitas, en los aceites de soya y maíz o canola y en el aguacate.
DHA
El DHA, un ácido graso de cadena muy larga e insaturado, que es especialmente abundante en las algas marinas y en los pescados que de ellas se alimentan.
La mayoría de las personas no lo incluye en sus dietas, ya que se obtiene solamente a través del consumo de pescados y algas de los mares fríos. De hecho, esta es su única fuente natural.
Se encuentra en grandes concentraciones en la leche materna y en nuestra masa cerebral, en especial en las zonas de pensamiento complejo, de la memoria y la concentración.
El DHA brinda flexibilidad y capacidad de unión a las neuronas que constituyen nuestro cerebro. Favorece la transmisión de los impulsos nerviosos que implican el movimiento y las funciones cognitivas.
Una dieta que cubre diariamente las necesidades de DHA permite a la persona desarrollar sus habilidades cognitivas, de pensamiento, concentración, memoria y su velocidad de respuesta física al máximo de su potencial.
En México, se estima que el consumo de DHA apenas alcanza el 30% de la recomendación diaria de 160 mg para adultos y niños; 300 mg para las mujeres embarazadas.
Por eso, se debe incrementar el consumo de pescados de agua fría, algas de los mares fríos y productos fortificados con DHA. Sobre todo los que contienen el que proviene de algas y es muy biodisponible, es decir, aprovechable por el cuerpo; además de libre de sabores residuales y de agentes contaminantes.
Consumirlos puede impactar de manera positiva nuestro rendimiento físico o y mental, capacidad de concentración, memoria. Desarrollo cognitivo de niños y adolescentes para mejorar su rendimiento y aprovechamiento escolar.
Nota de
Cocina con Alegría
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