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Las vacaciones

Las vacaciones, un pretexto para ver mi relación con la comida

En estas vacaciones revisa tus hábitos de alimentación y da un giro positivo a lo que debas cambiar para sentirte mejor.

Llegaron las vacaciones y con ellas el miedo de salir de la rutina y romper la dieta, reforzado con las frases “luego me pongo a dieta”, “¿cómo estar a dieta con mis hijos en casa?”, “¡es imposible dejar de comer en un buffet!” ,“¿qué hago con el tiempo libre?”.

Si tus pensamientos siguen estando en estar a dieta o no estar a dieta te encontrarás rompiendo la dieta cada vez que se presente la oportunidad.

Para que este círculo vicioso termine, es importante volver la confianza a tu cuerpo, a la sabiduría natural, que en algún momento se perdió, pero está en ti.

Reconoce que puedes comer lo que tu cuerpo necesita cuando tienes hambre estomacal, tomando en cuenta que lo que comas ahorita, te dirá como te sentirás más tarde. Sigue la naturaleza del cuerpo, encuentra el punto en el que el estómago ya está satisfecho, mas no lleno y dejar de comer en ese momento.

La confianza se va desarrollando y crece cuando puedes elegir, no sólo lo que quieres comer, sino también cómo quieres sentirte física y emocionalmente.

Cuando la elección es sentirte en paz y saludable, seguramente vas a elegir comida que te haga sentir de la misma manera. La confianza se aprende de la experiencia real y esta experiencia no te la dará un papel que diga qué debes comer; únicamente el cuerpo y el estado emocional serán tus mejores guías.

Una vez que logramos recuperar la confianza en el cuerpo, será mucho más sencillo cuidar la relación con la comida, para que ésta nos lleve al bienestar, sin importar si estamos de vacaciones, en un buffet o en la vida diaria.

Aprovecha estas vacaciones como pretexto para crear experiencias nuevas en tu relación con la comida y las emociones.

Tips

Para encontrar bienestar más allá de la comida, inventando actividades nuevas, sola y en familia, te recomendamos estos tips:

  • Haz una lista de todas esas cosas que quieres hacer y no te ha dado tiempo: leer un libro, ir al cine, darte un masaje, ver una película, arreglarte las uñas, bañarte con calma y aplicarte tratamientos, entrar a alguna clase de ejercicio o estudio, por ejemplo.
  • Haz una lista de prioridades y agenda el día que lo llevarás a cabo.
  • Cuando termines cada actividad escribe cómo te sientes por haberte dado la oportunidad.
  • Revisa si era eso realmente lo que querías y si no quedaste satisfecha observa qué te faltó para que la próxima vez no te vuelva a pasar.
  • Planea actividades en casa y al aire libre con tu familia.
  • Si las actividades que planeaste con tu familia no cumplieron tus expectativas, recuerda que estás probando nuevas opciones y que mañana será otro día.
  • Observa con tu familia qué aprendieron cada uno de los gustos del otro.

Recuerda que puedes utilizar este tiempo para darle una revisada a tus hábitos alimenticios, es decir, las vacaciones, un pretexto para ver mi relación con la comida, y dar un giro a lo que puedo cambiar.


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