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A nuestros hijos no sólo debemos enseñarles a comer correctamente. Hay otro gran regalo que podemos hacer con respecto a su alimentación, que puede ayudarlos a vivir con mayor bienestar a mediano plazo. Se trata de mostrarles cómo comer. Así es, los hábitos alimentarios son casi tan importantes como el tipo y cantidad de alimentos que se eligen.
La velocidad a la que comemos, el horario en el que lo hacemos y la forma en la que comemos van a ser determinantes a mediano plazo en nuestra salud, nuestro peso corporal y nuestra posibilidad de enfermarnos.
Por ejemplo, hay evidencia que muestra que las personas que comen muy rápido tienden a comer siempre un poco de más y eso a mediano plazo se asocia con la ganancia de peso y la acumulación de grasa en el cuerpo. Y es que cuando uno come muy rápidamente, la sensación de saciedad, que tarda más o menos 20 minutos en generarse a nivel cerebral como respuesta a una indicación del estómago, llega cuando ya hemos comido de más y por eso nos sentimos a reventar.
Algunos de los buenos hábitos que podemos inculcarle a nuestros hijos desde chicos como parte de sus rutinas cotidianas y que los ayudarán a tener una vida más saludable incluyen:
Y por supuesto, come con menos sal, azúcar o cocina con poca grasa; elige bebidas sin azúcar o agua sola; cocina con un enfoque a la salud seleccionando los ingredientes más ricos, pero también las preparaciones más saludables y menos energéticas.
Todo esto se aprende de lo que se ve, de manera que cada comida es una oportunidad para educar a los hijos en los correctos hábitos alimentarios que les serán una herramienta de bienestar para toda la vida.
Date tu tiempo de comer en paz, de disfrutar la comida y de platicar con tus hijos. Y en el camino, edúcalos a hacer lo mismo.
Nota de
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