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Ante el dolor

Ante el dolor, la compulsión por comer

Una de las razones por las que nos volvemos comedores emocionales y nuestra forma de comer se vuelve compulsiva, es porque no queremos sentir dolor.

Una de las razones por las que nos volvemos comedores emocionales y nuestra forma de comer se vuelve compulsiva, es porque no queremos sentir dolor. Nos da miedo reconocerlo dentro de nosotros, y la fantasía es que nos puede aplastar. La buena noticia es que esto no sucederá. Todos sufrimos por algo y no hay un lugar donde colocarlo, no hay otra cosa que hacer que no sea reconocerlo. No hay forma de escapar de un mundo donde vemos morir a seres queridos y ellos nos ven morir a nosotros, no hay otro mundo donde los sueños no se acaben o se frustren.

El dolor del parto, de la enfermedad, el dolor de una decepción, de esperar, de no sentirnos suficientemente valiosos, de ser demasiado joven o demasiado viejo, el dolor de arriesgarse, un dolor de cabeza, hoy, mañana y siempre nos van a acompañar. Es decir, gran parte del tiempo que vivimos experimentamos dolor, y pensamos que si no somos felices todo el tiempo entonces no somos normales.

Desde el momento que nacemos experimentamos algún tipo de dolor, crecemos y el cuerpo duele, «vivir» implica dolernos. Si quitamos la expectativa de ser felices y sin dolor, aceptando que dolernos es parte de estar vivos y felices, entonces dejaremos de buscar conductas que nos alejen de este sentimiento, como querer ahogar el dolor con grandes bocados de lo que sea que nos llevemos a la boca. O bien deprimir el cuerpo con enfermedad y podremos dejar de buscar en alguna otra forma de compulsión la manera de escapar del dolor, que sin darnos cuenta también nos aleja de la felicidad que tanto anhelamos.

El dolor viene y se va, no es permanente. Nuestra conducta de querer evitarlo lastima aún más haciendo que el dolor no se vaya, que permanezca más tiempo dentro de nosotros en un estado de lucha interna. El sufrimiento es este sentimiento de querer apartar el dolor de nosotros. La mayor parte del dolor viene con la resistencia a sentirlo.

¿Alguna vez has comido de manera compulsiva y haz notado el dolor de estómago y como viene acompañado de un dolor en el alma por la culpa de haber comido de esa manera? ¿Se parece este comportamiento a comprar y gastar lo que no tienes? Hacemos cualquier cosa por no sentir, tomar analgésico, gastar, enfermarnos o comer demás, etc. Ahora te propongo hacer algo diferente, la próxima vez que sientas dolor trátate con amor, abrázate, escúchate, déjate hablar. ¿En dónde lo sientes? ¿De qué color es? ¿Qué forma tiene?

Cuando sientas ante el dolor, la compulsión por comer, relájate, respira y piensa en lo que verdaderamente estás sintiendo en ese momento, revisa la situación o situaciones que estás viviendo en esos momentos, quizá ahí haya algo atorado que debas revisar y atender.


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