¡A beber agua!

El agua es el principal constituyente de los seres humanos; más del 50 por ciento de nuestra masa corporal está formada por agua. Sin agua, simplemente no existiríamos. El agua no solo nos da forma, sino que cumple otras funciones vitales en el cuerpo.

Es, en primer lugar, el medio de reacción para que se lleven a cabo todos los procesos de nuestro metabolismo. Es esencial para la respiración, el latido del corazón y la circulación, el pensamiento y el movimiento muscular. De hecho, cuando una persona se encuentra deshidratada pierde agudeza en sus funciones y capacidad en las mismas.
Pero quizá la función más importante que juega el agua en nuestro cuerpo es como medio de limpieza.
Tanto el sistema digestivo, como el urinario excretor (los riñones y la vejiga) requieren de agua para deshacerse de las sustancias y compuestos que no requieren. En el sistema digestivo el agua es clave para un tránsito intestinal rápido y para la formación de un bolo fecal suave y húmedo, fácil de excretar.

En el sistema urinario, el agua es el medio por el que se diluyen las sustancias nocivas con las que tenemos contacto todos los días, ya sea porque las ingerimos, las respiramos o las bebemos.

Estas sustancias incluyen cafeína, nicotina, alcohol, sal, proteínas, medicamentos y contaminantes del ambiente.
Para poder excretar correctamente estas sustancias nocivas para el cuerpo se requiere de bastante agua. Se calcula más o menos un mililitro por cada caloría (Kcal) ingerida. Esto se convierte en cerca de 2000 o 2500 mililitros por día, o sea de 2 a 2.5 litros. Pensando en que adquirimos agua también de los alimentos que consumimos (la sopa, las frutas, las verduras y las bebidas), la recomendación es tomar entre 6 y 8 vasos de agua potable, pura y cristalina al día.

Tomar más agua puede ser un esfuerzo. Hay que encontrar una temperatura que disfrutemos y un «sabor» que nos encante y que no implique agregar azúcar; puede ser té de manzanilla, hojitas de menta, rajitas de canela o rebanadas de limón o naranja.
Es importante también educar a nuestra vejiga a tener más capacidad y a vaciarse más eficientemente y esto solo se logra ejercitándola. O sea, llenando más la vejiga y aprendiendo a vaciarla completamente, controlando el flujo y haciendo esfuerzos adicionales cuando se cree que ya está casi vacía.

Ahora lo sabes: para mantener limpio el sistema y funcionando correctamente el cuerpo, es fundamental tomar suficiente agua. De 6 a 8 vasos de agua por día, además de tus otros líquidos. Y siempre agua pura y potable.