Dietas para bajar de peso, ¿funcionan?
Cuando pensamos en bajar de peso nos gusta optar por las soluciones definitivas y muy rápidas. Y la verdad es que estas raras veces funcionan. Para bajar de peso, más vale paso que dure, que trote que canse. Y es que los buenos hábitos alimentarios son esenciales para bajar de peso, pero sobre todo para mantenerse con el peso bajo. Muchas veces el mantenimiento es lo más difícil.
Las dietas que salen en los medios masivos o las que se comparten por internet o con amigos, presentan algunos problemas. En primer lugar no están diseñadas pensando en ti y en tu metabolismo. El cuerpo de cada uno es distinto, nuestro metabolismo es diferente y por lo mismo, merecemos una dieta de diseño personalizado. Pero además muchas veces se trata de regímenes muy drásticos y restrictivos.
Y cuando uno se somete a dietas restrictivas muchas veces después de bajar de peso sufre un rebote, porque el cuerpo se quedó ávido de nutrimentos y energía, mismo que quiere recuperar las reservas perdidas.
Las dietas que se centran en un sólo alimento o un sólo grupo de ingredientes pueden causar deficiencias nutrimentales o estar asociadas con riesgos a la salud. Por ejemplo, las dietas muy ricas en carne y grasas de origen animal, que muchas personas siguen para bajar de peso, tienden a elevar los niveles de colesterol en sangre y puede asociarse con el riesgo cardiovascular.
Lo mejor para bajar de peso es visitar un profesional de la nutrición y pedirle una dieta personalizada que se ajuste a nuestras necesidades fisiológicas y a nuestras costumbres, pero sobre todo seguir una dieta que mientras nos baje de peso también nos eduque y nos inculque nuevos hábitos alimentarios, de ejercicio y de estilo de vida, que nos permitan, a mediano plazo, mantenernos en un peso corporal saludable, sentirnos bien y minimizar el riesgo de padecer enfermedades.
En general, una dieta baja en grasa, azúcar y sal, alta en fibra y en alimentos ricos en proteína magros o descremados, pero sobre todo con cantidades abundantes de verduras y frutas, cereales integrales y leguminosas, acompañada de una ingestión suficiente de agua es el mejor camino. Y si esto lo aderezamos con actividad física y ejercicio suficiente, el resultado tendrá que ser muy bueno.
Nota de
Cocina con Alegría
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